Edifices of the
Middle Ages, And Corresponding Buildings of the Present Day
LONDRES 1836
Contrastes o analogia
entre los nobles edificios de la Edad Media y las construcciones equivalentes
de nuestra época
The True Principles
of Pointed or Christian Architecture
LONDRES 1841
Los verdaderos
pnncipios de la arquitectura ojival o cristiana
El arquitecto y
decorador Augustus Welby Pugin rompe en sus escritos, por primera vez en
Inglaterra, con la obligada referencia del lenguaje arquitectónico clásico. En
su obra
Contrasts: Or, a
paralel between the Noble Edifices of the Middle Ages, And Corresponding
Buildings ofthe Present Day, publicada en 1836 (2º edición en 1841) asi como en
The True Pnnciples of Pointed or Christian Architecture (1841), Pugin se presenta com el portavoz de
una revisión fundamental de la historia de la arquitectura, ya que no
interpreta la arquitectura antigua y del Renacimiento como un momento de
esplendor sino como el síntoma de un declive: de ahora en adelante será la
nueva referencia la arquitectura gótica de la Edad Media, de la que Pugin exige
con fervor su rehabilitación en vistas a un gothic revival, un renacimiento
gótico.
Sin embargo, Pugin no
es el primer arquitecto inglés que alimenta esas ambiciones. Ya en el siglo
XVIII, la arquitectura gótica fue entendida al menos como una alternativa
estética al lenguaje arquitectónico clásico, aunque su uso se ciñera en un
principio al jardín ornamental inglés como lo demuestran los ejemplos de Stove
o Stourhead.
Habrá que esperar a
las casas de campo de Horace Walpole (1717- 1797), Strawberry Hill (1750-1777)
para que el gótico se erija en un contrapeso al clasicismo dominante, tal y
como lo defendía un palladiano como Lord Burlington (1694-1753). Aunque la
arquitectura de Walpole pretendía ciertamente ofrecer una demostración visual
de la monotonía de la arquitectura clasicista, buscaba con su manifiesto de un
concepto más amplio del gusto provocar en primer lugar unn ampliación del
abanico estético de la arquitectura antes que recrear en su globalidad los
principios arquitectónicos del gótico.
En cambio Pugin aboga por un rechazo radical de la
arquitectura clásica que abarca ante todo unos contenidos extra
arquitectónicos, más allá de aspectos meramente funcionales y arquitectónicos. La pasión de Pugin por la arquitectura
gótica surgió sin duda de manera decisiva tras la colaboración con su padre. De
origen francés, Augustus Charles Pugin (176Y- 1832) se instaló en Londres en
1792 y trabajó como arquitecto en el estudio del famoso John Nash (1752-1835).
Asimismo el padre de Pugin alcanzó cierta fama sobre todo por sus publicaciones
sobre la arquitectura gótica, como Specimens of Gothic Architecture, 1821-1828
(Ejemplos de arquitectura gótica), cuyo segundo tomo ya se editó con la
colaboración de Augustus Welby Pugin. Cabe pensar que otros autores de
principios del siglo XIX que empezaban a interesarse por el gótico, sobre todo
desde un punto de vista arqueológico, han reforzado la convicción de Pugin de
que algo extraordinario, sobre todo desde un punto de vista constructivo, se
había conseguido con la arquitectura gótica. Con ese sentimiento define Pugin
ya en su obra Contrasts un ideal funcionalista al entender lo bello como una
«adecuación del proyecto con el objetivo propuesto». En The True Principles exige la sencillez de la construcción,
a la que deberán someterse todos los ornamentos de la arquitectura. De todas formas, el modelo histórico de
ese tipo de arquitectura ya no es el clasicismo, a diferencia de lo que
prevalecía en el siglo XVIII, sino la arquitectura gótica con sus arbotantes,
columnitas y cruceros de ojivas.
El racionalismo de
Pugin poco tiene que ver por tanto con los ideales arquitectónicos de Laugier o
Ware, similares solo en apariencia.
Por
la importancia que concede a la lógica constructiva de la arquitectura gótica,
se aproxima más a su coetáneo francés Viollet-le-Duc (1814-1879). Esto queda patente en que
Pugin considera el modelo de la cabaña primitiva como un falso arquetipo de la
arquitectura cristiana.
Le parece
absolutamente absurdo que los edificios de piedra de los griegos puedan
derivarse inicialmente de una cabaña primitiva de madera. Al ofrecer la piedra
unas posibilidades constructivas completamente distintas a la madera, la
arquitectura de los griegos se habría quedado, a su modo de ver muy por detrás
de sus posibilidades. En cambio, el invento del arbotante y la altura de la
bóveda gótica demuestran de manera impresionante cómo los constructores de la
Edad Media supieron sacar provecho de la piedra como material de construcción. Esta lógica arquitectónica también rige
en la fachada de la catedral gótica como lo demuestran los arbotantes. Pugin
remite como contra ejemplo a San Pablo, la catedral barroca construida por Wren
cuyos contrafuertes quedan ocultos por una arquitectura ciega que nada
iustifica desde un punto de vista funcional.
Pero no solo unos
motivos de orden constructivo y funcional llevan a Pugin a rechazar las
imitaciones de la arquitectura clásica desde la Antigüedad.Pugin invoca también
en Contrasts sobre todo unas consideraciones de orden religioso para justificar
dicho rechazo. Critica el uso de elementos clásicos dado que estos remiten a la
arquitectura de los templos griegos y deben abordarse por tanto en un contexto
cultural totalmente distinto al marco cristiano. Finalmente, las mayores
construcciones de la Antigüedad, como por ejomplo los templos griegos, nacieron
por rnotivos religiosos. Siguiendo esta Iógica,la adaptación de la arquitectura
pagana dentro de la sociedad cristiana, en especial desde el Renacimiento, se
entiende como una falsa idolatría y el síntoma de la impotencia para crear una
expresión arquitectónica y cultural singular.Buena prueba de ello es la
arquitectura europea desde el siglo XV y su errónea concepción de la
arquitectura clásica como fondo de formas libremente disponible a la que remite
Pugin. Cree hallar en las obras arquitectónicas contemporáneas de John Nash
(1752-1835), John Soane (1752-1837)0 Robert Smirke (1781- 1867) una actitud igualmente
superficial.
Pugin interpreta
globalmente la evolución descrita como la expresión de un declive general de
valores, cuya causa sitúa en el debilitamiento del catolicismo y «el triunfo de
esas nuevas y degeneradas ideas sobre los antiguos sentimientos católicos».Y
solo se pudo llegar hasta ahí porque la sociedad inglesa flaqueó en su fe en la
época de la Reforma. Pugin, que se convirtió al catolicismo en 1834, vio en la
restauración de la Iglesia católica la condición preliminar para una gran
arquitectura, tal y como vio la luz en los siglos XIIl y XIV, en plena armonía
con los ideales religiosos y sociales. En concreto Pugin no se cansa de subrayar en
Contrasts la perfección de la sociedad medieval y, por consiguiente, de
asociarle una utopía social.A diferencia de la sociedad de mediados del siglo
XIX, marcada ante todo por la creciente industrialización con unos problemas
imprevisibles en todos los aspectos,
la
Edad Media representa para Pugin una época de armonía social. Algo patente
cuando interpreta la actitud desinteresada de los creyentes -sea cual sea la
jerarquía- como un rasgo esencial de la sociedad medieval. Y solo gracias
a esta religiosidad colectiva consiguieron ver la luz las grandes catedrales,
al no ser más que piedad convertida en arquitectura.
Pugin considera pues
obvio que los elementos esenciales se deduzcan del simbolismo cristiano, por
ejemplo la cruz como modelo de planta cruciforme o la verticalidad como modelo
de la inmensa altura de la nave principal.Asimismo, las formas de la
arquitectura clásica inspiradas en la cultura antigua no encuentran ninguna
correspondencia en los valores fundamentales de la sociedad cristiana y deben
considerarse por tanto como adornos carentes de sentido, sintomáticos de una
sociedad sin dirección ni valores. El hecho de que Pugin se refiere aquí a la
Inglaterra de la era industrial queda patente en la comparación que establece entre una
catholic town, una ciudad católica del año 1444 y la misma ciudad en el a8o
1840. En lugar del homogéneo tejido arquitectónico de las ciudades góticas,
aparece la ciudad de principioc de la era industrial, que combina obras
arquitectónicas de tendencia clásica con construcciones meramente utilitarias
que llevan chimeneas de fábricas. Para terminar, la cárcel moderna en primer
plano contrasta con el estado de desolación de la sociedad secularizada en la
que se ha convertido la sociedad inglesa. Pugin expresa así una imagen positiva
de la Edad Media, en las que se fundamentan las ideas reformadoras de John
Ruskin (1819-1900)y William Morris (1834-1896), aunque estos no compartieron
desde luego su fanatismo religioso.
TEORIA DE LA ARQUITECTURA
Del renacimieno a la
actualidad
Ed. Taschen, Colonia,
2003
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