El centro de la ciudad que conserva viejos edificios y formas de vivir tradicionales, marcadas por intensas relaciones entre las persona, por un uso no especializado de los espacios urbanos (calle-mercado-espacio de juego-espacio de encuentro) frente a un típico conjunto especulativo de vivienda individual aislada, con retiros que la separa de la calle y los vecinos, para evitar los encuentros.
Una vivienda de clase baja o media baja, producto de sucesivas adaptaciones de una edificación anterior del centro de la ciudad, que da por resultado un espacio algo laberíntico, con superposiciones y traslapes que provoca permanentes encuentros con la vecindad, frente a una casa funcionalista, cuya principal característica es la de tener una zonificación estricta (jardín con diferentes terrazas para diferentes usos: almorzar, tomar café o tener invitados) y que además tiene un alto nivel de automatización, especialmente en la cocina y en la que las únicas posibilidades de establecer algún tipo de relación social o visual con los vecinos es ingresando ritualmente a la casa (el rito ostentoso de encender la pileta) u observando subrepticiamente por encima del muro divisorio a la casa vecina..
El centro de la ciudad se percibe como un espacio seguro para los niños, que se han apropiado de las calles y corretean y usan el espacio con creatividad, mientras el barrio de la familia Arpel es percibido como gris e inseguro, por el cerramiento y por la escena en la que la casa se antropomorfiza adquiriendo la imagen de un rostro que vigila.
LA CASA Y LA FABRICA SON MÁQUINAS
La fábrica de plásticos del Sr. Arpel tiene un supuesto alto nivel de automatización al igual que la casa. Casa y fábrica tienen una organización basada en la producción (la parte más tecnológica de la casa es la cocina). La casa está pensada como la fábrica, compuesta por elementos relacionados entre sí que deben funcionar adecuadamente si las funciones establecidas se cumplen. Pero tanto en la fábrica como en la casa, cuando un elemento falla, se produce el caos. En la fábrica, cuando Monsieur Hulot “monea” la máquina y empieza a producir salchichas en vez de tubos. Y en la casa, cuando Hulot pincha la tubería de la fuente y se inutiliza el espacio “para comer en el jardín” se produce igualmente el caos.
CRITICA A LA ULTRATECNOLOGÍA Y AL DISEÑO VANAL
La escena en la que Hulot busca un vaso en la cocina es una crítica al consumismo de tecnología, a la actitud esnobista de tener la última tecnología, que raya en el absurdo.
Asimismo, la forma en la que Hulot utiliza el “sofá” de la sala para descansar es una burla al diseño estilizante, a la corriente formalista que impone “modas” y “estilos” y que solamente representa un esfuerzo por vender y no un producto pensado para el bienestar humano.
ROLES, PERSONALIDADES, VALORES
La familia Arpel es un arquetipo de la familia machista, consumista y ostentosa, centrada más objetivos económicos y en el mantenimiento de un estatus determinado por su nivel de consumo. Él es el típico esposo proveedor que mantiene bajo su omnímodo poder a la familia. Es un fiel defensor de los valores positivos del capitalismo. Le parece una mala influencia la relación de Hulot con su hijo. Trata de ayudar a Hulot consiguiéndole un trabajo en la fábrica.
Ella es la típica esclava doméstica, con el rol de mantener y limpiar la casa, que lo cumple con exageración. Es muy ostentosa de su casa “moderna” ante sus amistades. La fuente es un artículo de ostentación, que solo se pone a funcionar cuando alguien visita la casa.
En el aniversario de bodas se obsequian “propiedades” patrimoniales, nada de uso personal, lo que pone de manifiesto sus valores, centrado más en la propiedad.
Arpel y su esposa se ponen de acuerdo para hacer un almuerzo en el jardín e invitar a la vecina para que le conozca a Hulot, en la perspectiva de que podrían ser pareja. Es la defensa de valores familiares bajo el modelo consumista.
Hulot en cambio muestra valores más humanos, ve la realidad con el candor de un niño, por eso tiene una magnífica relación con su sobrino, alterna con todos sus vecinos, está preocupado de cosas más simples, como recoger su ropa seca, retirar las camisas planchadas por su vecina o mover la hoja de la ventana para que el reflejo del sol haga cantar al canario. Es la figura opuesta al exitoso Señor Arpel
SIMBOLOS
El barrio en el centro y la casa de M Hulot simbolizan también lo “natural”: colores ocres, materiales naturales: piedra, ladrillo, vegetación, canarios, perros, formas naturales, mientras que la casa Arpel simboliza “lo artificial”: colores grises, metales, vidrio, plásticos, hasta el jardín aparece artificial (!jardín de formas lineales en ángulo recto¡).
La casa se antropomorfiza y adquiere la fisonomía de un rostro que vigila. Que vigila? Que no haya invasores o ladrones. Expresa una percepción de inseguridad y al mismo tiempo revela el carácter de la casa como el espacio donde se guardan las posesiones. La casa-fuerte. Frente a esto, Hulot tiene la llave de la puerta de su hogar “escondida” encima del pequeño techo sobre la puerta, a la vista de todo el mundo. Revela un alto grado de confianza en el vecindario y por supuesto esa paz y seguridad de la que habla Jane Jacobs: “Esa paz ha de garantizarla principalmente una densa y casi inconsciente red de controles y reflejos de voluntariedad y buena disposición inscrita en el ánimo de las personas y alimentada constantemente por ellas mismas.” Es la seguridad de los viejos barrios.
Tati es pesimista acerca del futuro de la ciudad. Hacia el final de la película, hay una escena en la que se ve una casa del centro que está siendo derrocada. Simboliza la lenta desaparición del centro y de los modos de vivir que alberga y la extensión de la ciudad especulativa, funcionalista y el modo de vivir consumista, individualista.
Me encanta tu post pq hablas de cosas de las cuales la mayoria de critico de esta película no hacen además con sentido del humor. Buenisimo gracias ;)
ResponderEliminarPara completar las nociones teoricas abordadas por Tati, conviene leer "La máquina de habitar de Jacques Tati: la casa positivista", en el libro de Iñaki Abalos LA BUENA VIDA.
ResponderEliminarSaludos