lunes, febrero 02, 2009

HILBERSHEIMER: La nueva arquitectura (1927).

"Los postulados y las bases de la nueva arquitectura son de distinta naturaleza. Las exigencias utilitarias definen el carácter funcional del edificio. Los materiales y la estática son sus medios de fabricación. A través de la técnica de la construcción, los caracteres de distribución, los factores científicos y sociológicos ejercen una influencia considerable. Pero, sobre todo, domina la voluntad creadora del arquitecto. El define el peso específico de cada elemento y realiza, a través de su acercamiento, la unidad formal del edificio. El procedimiento por el cual la forma se realiza, determina el carácter de la nueva arquitectura. Esta no se resuelve en un decorativo externo, sino que es la expresión de la vital compenetración de todos los elementos.
El factor estético así no es denominado ya, fin en sí mismo, como la arquitectura de las fachadas, que ignora el organismo arquitectónico, sino que queda ordenado unitariamente en el conjunto, como los demás elementos y conserva, en relación con esta totalidad, su valor y su importancia. La sobrevaloración de un elemento produce siempre perturbaciones. Por tanto, la nueva arquitectura busca el equilibrio de todos los elementos, la armonía. Pero ésta no es una cosa exterior, esquemática, sino distinta para cada nueva obra. No comporta ningún esquema estilístico preestablecido, sino que es la expresión de la mutua compenetración de todos los elementos bajo el dominio de una voluntad realizadora. La nueva arquitectura no plantea, por tanto, problemas estilísticos, sino problemas de construcción. Así se hace comprensible también la sorprendente concordancia de la apariencia formal en la nueva arquitectura internacional. No se trata de una aspiración formal a la moda, como se piensa a menudo, sino de la expresión elemental de un nuevo concepto arquitectónico. Aunque suela ser diversa, según las particularidades locales y nacionales y la personalidad de los proyectistas, sin embargo, en conjunto, es el producto de los presupuestos constantes, y de ahí la unidad de los resultados formales. Esta concordia ideal sobrepasa todos los límites".


Hilbersheimer, en revista Moderne Bautormen (1927),p. 325, tomado de L. Benévolo- Historia de la arquitectura moderna, Madrid, Taurus, 1963, vol. II, pp. 557-558. Este fue un comentario de Hilbersheimer a la famosa exposición de Stuttgart de 1927; aparte de numerosos artículos en diversas revistas, destacan sus obras: Internationale neue Baukunst, Stuttgart, Hoffman-Verlag, 1927; Betón ais Gestalter, ibíd., 1928; Berliner Architektur der zwanziger Jahre, Berlín-Mainz, Kupferberg Verlag, 1967.
“La Arquitectura del Siglo XX”. Simón Marchan Fiz. Ed. Alberto Corazón. Madrid. 1974

L. HILBERSHEIMER: Urbanismo y construcción de la vivienda (1929).

"Los presupuestos del urbanismo y de la construcción de la vivienda se han alterado totalmente; sobre todo debido a un sentimiento elevado de responsabilidad social, a las exigencias de los higienistas y los deseos de las amas de casa... En el aspecto urbanístico se ha alcanzado la más amplia unanimidad en una limitación consciente a los problemas técnicos e higiénicos. Mientras hasta las épocas más recientes se elaboraban planificaciones de barrios bajo el punto de vista de lograr imágenes pictóricas de plazas y calles, actualmente en el urbanismo ocupa el primer plano el momento funcional. La planificación urbana tiene lugar bajo la perspectiva de la situación de la vivienda respecto al sol y el desplazamiento de las calles principales de tráfico de las viviendas. En vez de la edificación en manzanas encuentra una aplicación generalizada la construcción en hileras de casas, aun
cuando e! arquitecto jefe Serini; de Nuremberg, no desea saber nada de la supresión de las manzanas. La cons trucción en hileras, desde una consideración higiénica, económica y técnica de la vivienda, es preferible, sobre todo, cuando —y a esto se debería aspirar de un modo incondicional— respecto a la distancia no se hace diferencia alguna entre las dos fachadas de la casa. La afirmación de Serini de que se ha dado demasiada importancia al llamado modo abierto de construcción tiene gran interés. Las distancias laterales consumían
superficies libres sin aportar nada esencial a la iluminación de la vivienda. Estas superficies libres se adjudican funcionalmente a las superficies existentes entre las casas con objeto de ampliar las distancias entre las hileras de casas. Por consiguiente, el modo abierto de construcción no debería ser empleado en las viviendas de pisos y en las casas unifamiliares sólo en aquellos casos en que lo exigiera y justificara la distribución de grandes superficies ajardinadas.
La siguiente afirmación de Heiligenthal, arquitecto jefe municipal de Karisruhe, referida a la relación entre la distancia entre casa y casa y el asoleo debe ser considerada el resultado más importante desde un punto de vista urbanístico: "Bajo las condiciones alemanas (50 grados de latitud norte) en la disposición de las calles norte-sur es necesaria una anchura de calle (entre las alineaciones de edificios) igual a la altura una vez y media mayor de los edificios (medida hasta la línea del tejado), para poder tener un asoleo de las paredes de dos horas el 21 de diciembre. En la disposición de las calles diagonales respecto a los puntos cardinales la medida necesaria de la anchura de la calle crece al doble y en la disposición de las calles este-oeste a dos veces y media la altura de los edificios." Estas distancias concuerdan solamente cuando el tejado no tiene una inclinación de más del 12 por ciento. No puede traerse a colación una confirmación mejor de lo correcto del tejado plano, pues el tejado inclinado, sin servir al asoleo de la vivienda, exige mayores distancias.
En los bloques edificados es también importante evitar en lo posible salidizos cuyas sombras obstaculicen el asoleo de las habitaciones. Es un error creer que los balcones simples no oscurecen los espacios que están debajo de ellos, mientras que una Loggia en una planta de la vivienda puede colocarse de tal forma que no obscurezca los espacios habitables.
Una de las cuestiones más debatidas de la construcción de viviendas es que el edificio sea alto o bajo. Es falso plantear esta cuestión como una alternativa. Tanto el edificio alto como el bajo tienen su justificación. El objetivo debe ser dejar a la discreción de cada uno la elección de su forma de vivienda. En la actual propagación de la construcción plana una encuesta provisional dio el sorprendente resultado de que sólo el 35 por 100 de los interrogados tienen deseo de una casa particular. En cambio el 65 por 100 prefirieron la vivienda de pisos bien instalados. El rechazo de la vivienda unifamiliar depende esencialmente de su mala forma actual, que distribuye los espacios de una vivienda pequeña en tres o cuatro pisos. Aquí tenemos que remitirnos a las propuestas de Hugo Háring, que desde hace años se preocupa por una forma de la pequeña casa de un piso, que destierro estas imperfecciones. Pero también la casa de vecinos, hoy todavía tan imperfecta, puede mejorarse higiénica y técnicamente de tal manera que se convierta en una forma utilizable de vivienda.
Las exigencias de los higienistas preocupados por una vivienda sana y digna del ser humano y las exigencias de las amas de casa interesadas por llevar la casa de un modo útil deben convertirse para los arquitectos en las bases de su trabajo. Su cometido es apropiarse estas exigencias y sacar las consecuencias de ellas en la construcción de la casa y en la ordenación de todo el barrio. Por desgracia estas exigencias no son hasta ahora lo suficiente claras y uniformes. En los higienistas, a pesar de todas las divergencias, se llegará en breve a esta claridad unívoca.
Los métodos del trabajo científico son independientes en general de las exigencias subjetivas y garantizan un grado elevado de objetividad. En este asunto es satisfactorio señalar que los arquitectos, en cuanto se ocupan de los problemas higiénicos de la vivienda, están abocando en muchos casos a los mismos conocimientos que los higienistas... Mucho menos claros y distintos son los deseos de las amas de casa. No están fundamentados objetivamente, sino que parten de ideas subjetivas, sobre todo, debido al hecho de que las mujeres se han empezado a ocupar hace muy poco tiempo de estas cuestiones tan esenciales. Actualmente han reconocido que tienen la obligación de colaborar en la construcción de la vivienda y, como dice María Jecker, presidenta de la Unión nacional de las asociaciones alemanas de amas de casa, aportan a esta colaboración algo, que no puede sustituir el arte de los arquitectos: "el conocimiento adquirido tras larga experiencia de un modo razonable de vivienda". Pero a pesar de esta "larga experiencia" las mujeres no han reconocido claramente sus objetivos, ni los han seguido conscientemente. Y la opinión de Bruno Taut de la mujer como creadora, que dirige como ama de casa, mientras el arquitecto piensa, es hasta ahora más un deseo que la realidad... Con María Elisabeth Lüders muchas mujeres sienten inclinación a responsabilizar a los arquitectos de las malas viviendas. Olvidan que la construcción de la vivienda era antes de la guerra un negocio de especulación, con el que no tenía nada que ver el arquitecto. Por lo demás las amas de casa
vivían antes de la guerra sin sentir la necesidad de preocuparse por los daños que acarrea la especulación de las viviendas. En esto los arquitectos, junto con los higienistas y la Liga para la reforma de la vivienda, han sido los únicos en ocuparse de cuestiones importantes
para la salud del pueblo, sin que, por lo demás, pudieran llevar a cabo sus exigencias en el marco de las relaciones existentes. Entonces se construía lo que se pedía y para los proletarios lo peor era suficientemente bueno. Sólo tras la guerra los arquitectos fueron atraídos por la construcción de viviendas. Por desgracia no pocos, que se ocupaban real y seriamente con el problema de la vivienda, sobre todo desde un punto de vista social y que fueron los primeros en plantear las cuestiones tan debatidas en la actualidad, apenas llegaron a ser útiles en su importante trabajo a la comunidad"...

L. Hilbersheimer: Stadtebau und Wohnungsbau, Die Form, Heft 11 (1929), en Die Form, I. c., pp. 140-144; tesis similar en Die Kleinstwohnung im treppenlosen Hause, Bauhaus, Jannar (1931).
“La Arquitectura del Siglo XX”. Simón Marchan Fiz. Ed. Alberto Corazón. Madrid. 1974